miércoles, 28 de junio de 2023

Las niñas de antaño: Un juego de muñecas que trascendía la infancia en los poblados de Baja California Sur

 

Autor: Sealtiel Enciso Pérez

En los pintorescos poblados de Baja California Sur, las niñas de antaño encontraban en sus muñecas un refugio lleno de sueños e ilusiones. Estos simples juguetes de tela o porcelana no solo eran compañeras de juegos, sino que también representaban un símbolo de preparación para su futuro papel como madres. En un entorno rural, donde la vida transcurría entre tradiciones y lazos familiares sólidos, las niñas disfrutaban de una infancia inolvidable, rodeadas de sus queridas muñecas.

Para las niñas de los poblados, las muñecas eran más que un simple entretenimiento; eran una forma de aprender y experimentar el rol materno desde temprana edad. A través de sus juegos, las pequeñas imaginaban cómo sería cuidar y proteger a sus hijos en el futuro. Con dedicación y amor, les daban de comer, las vestían, las paseaban y les contaban historias llenas de fantasía. Estos momentos de juego no solo les permitían desarrollar habilidades motoras y creativas, sino que también fomentaban valores como la responsabilidad, la empatía y el cuidado hacia los demás.

El vínculo entre las niñas y sus muñecas trascendía la infancia y se convertía en un tesoro guardado en el corazón. Estas pequeñas compañeras eran testigos de las alegrías y tristezas de las niñas, de sus risas y de sus lágrimas. A través de ellas, las niñas aprendían a expresar sus emociones, a compartir sus secretos y a construir su propio universo imaginario. Las muñecas se convertían en confidentes silenciosas, en amigas incondicionales que acompañaban a las niñas en cada etapa de su vida.

En los poblados de Baja California Sur, era común observar a las niñas sentadas en los patios o bajo la sombra de un árbol, rodeadas de un grupo de muñecas dispuestas en pequeñas sillas improvisadas. Allí, compartían historias y aventuras, imitando los roles que veían desempeñar a sus madres y abuelas. Con ternura, cuidaban de sus "hijas" y les transmitían los valores y conocimientos que habían aprendido de generación en generación.

Estos momentos de juego no solo eran una forma de entretenimiento, sino que también reflejaban la importancia que se le daba a la familia y a la crianza en los poblados. Las niñas crecían con la idea de que ser madre era un rol esencial en la sociedad, y desde temprana edad se preparaban para asumirlo con responsabilidad y dedicación. Aunque esta visión de la maternidad ha evolucionado a lo largo de los años, es innegable que en aquellos tiempos el cuidado y el amor hacia los niños eran valores fundamentales.

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